La exposición presenta distintos núcleos temáticos que la artista ha
desarrollado desde la década de los ochenta hasta trabajos actuales,
incluyendo fotografías inéditas. Sin embargo, no se trata de una
retrospectiva, sino de un intento de dar cuenta de las diversas
vertientes asumidas por Flor Garduño.
Cada una de las obras muestra la capacidad de Flor Garduño para
construir composiciones, así como su maestría por el manejo de la luz
natural y el cuidado de la impresión, tanto en el cuarto oscuro como
en los procesos digitales.
Al ver el trabajo de Flor, el espectador encontrará paisajes que
adquieren vida y posan para ser retratados, realizando algo que la
artista llama la Magia del Juego Eterno. Verá también el mundo animal,
tan íntimamente compenetrado con lo humano, que cabe tomar en cuenta
la pregunta que Flor lanza en Bestiarium: “¿Hombre o jaguar? ¿O tal
vez los dos, encarnados doblemente, compartiendo una misma alma?”
Finalmente, las muestra llega hasta los retratos de lo humano. Flor
Garduño muestra en esta vertiente a los habitantes del mundo indígena
americano, así como a conocidos y amigos. Entre los retratos destacan
los de Vicente Rojo y Francisco Toledo, tomados en el marco de un
proyecto que va desde 1982 hasta la actualidad. Entre los retratos
aparecen también personajes que develaron su cuerpo desnudo, dejando
que la magia de la lente actuara sobre ellas.
La exposición fue curada por Francisco Reyes Palma; historiador,
curador y crítico de arte.