Exposición
Soy una mujer
Mauricio Toro-Goya
Soy una mujer
Mauricio Toro-Goya
Domingo 6 de octubre 13:00 horas
Mauricio Toro-Goya
Mauricio Toro-Goya (1970) vive en Altovalsol Región de Coquimbo, Chile, donde ha desarrollado su trabajo como fotógrafo. Desde muy joven mantiene contacto con Sergio Larraín, el gran fotógrafo referencial chileno, quien pasó las últimas décadas en su exilio místico en el interior de la misma región. A través de un sostenido contacto epistolar, el chileno de Magnum ejerce sobre Toro Goya, un papel de guía y maestro. Ha realizado más de 40 exposiciones, entre individuales y colectivas en América Latina, Norte América, Asía y Europa; destacan las realizadas en: Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, Museo de Arte Contemporáneo de Chile, Museo Nacional de Bellas Artes en Argentina, Museo Diego Rivera de México, Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, México, Museo de Arte Contemporáneo, Oaxaca; México, Centro de la Fotografía de Montevideo Uruguay, Museo de Artes de Taipei China, Penumbra Foundation New York, ImageneSingulières, Francia. Se han publicado 24 libros con su obra.
Su obra es parte de las colecciones de:
Museo Histórico Nacional de Chile
Centro Nacional de Patrimonio Fotográfico
Museo Histórico Regional de La Serena
Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de México
Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca México.
Colecciones privadas en Estados Unidos, Alemania, España, México, Argentina y Chile
Recibió el premio municipal a las artes visuales , Coquimbo 2016.
Ha sido ganador de la beca Fondart en Chile y la Beca Conaculta en México.
El año 2014 y 2016 fue nominado para la prestigiosa beca de Magnum Photos Foundation.
El 2016 y 2018 fue Seleccionado por el New York Times para el New York Annual Review.
Estética y obra
La obra de Mauricio Toro-Goya viene definida por dos constantes que se repiten a lo largo de sus series fotográficas: el uso de procedimientos antiguos, comúnmente el ambrotipo –que tuvo una gran vigencia entre 1852 y 1865-, abordados desde una lógica contemporánea, y el desarrollo de temáticas específicas que se manifiestan a través de puestas en escena de carácter alegórico. Con una vocación revisionista de toda la tradición iconográfica latinoamericana, muy especialmente la de matriz religiosa, su obra se construye por una serie de elementos cuidadosamente elegidos que se entremezclan para elaborar una compleja crítica social, histórica, cultural, económica y política que pone en cuestionamiento y tensa los discursos hegemónicos. A través del desnudo, la evocación ritual, el discurso político, la presencia a menudo desdramatizada y festiva de la muerte, la omnipresencia animal o los elementos propios de la cultura de masas y el consumo, su obra se hace cargo de la brutalidad y la violencia que esconden los procesos históricos que dan lugar a la identidad latinoamericana y a la conformación de las historias nacionales. La tradición oral popular, las leyendas, los mitos, las construcciones literarias están entre sus fuentes de inspiración.
La memoria íntima de mujeres que ya no están,
habita inexorablemente en sus códigos de resistencia.
Mauricio Toro Goya [1]
Soy una mujer es una publicación que encarna historias de resistencias que están grabadas en la memoria, traspasándose de generación en generación.
Toro Goya, en extensas conversaciones que hemos sostenido a lo largo de los últimos años, me comenta que cuando era adolecente visitó a una machi en el sur de Chile a quién retuvo en sus recuerdos, pues no la pudo fotografiar. Décadas después, en uno de sus primeros viajes a Oaxaca, se encontró con una imagen de la curandera mazateca María Sabina y sus cantos chamánicos, donde el lenguaje y las imágenes que de ellos emanan bordan poéticamente un espacio sin tiempos, una suerte de unión entre el ser mujer y la sabiduría ancestral. Un estado de conexión que se ha ido expandiendo en nosotras de forma colaborativa bajo códigos de sobrevivencia, convivencia, cuidados, amor y lucha compartida.
Los versos prestados de María Sabina, que inspiran este trabajo, se pueden entender como sonidos que nacen desde el centro de la tierra para expandir el silencio de las imágenes tomadas en el sur de México y Chile, en territorios de comunidades indígenas que luchan por la reivindicación de sus tierras, el derecho a decidir sus vidas y que persisten en la autodeterminación, desafiando siglos de imposiciones de estados e iglesias, del poder económico, la violencia cultural y simbólica.
Son retratos de mujeres que encarnan a otras mujeres, que han vivido esas vidas o les han contado esos relatos, que resuenan cual ondulaciones en el agua y que consideran el espeso territorio boscoso como su refugio. Podemos leer en estas imágenes una geografía vital necesaria, que permite ocultar los secretos para no ser coaptados por la destrucción de quiénes siguen dominando sin miramientos, pretendiendo desvincularnos de una forma de organización social y política comunitaria, emotiva y de auto sustento.
Soy una mujer son las imágenes y reverberaciones que en Toro Goya legaron su bisabuela y su madre; son, también, las voces de todas las mujeres que han sostenido el anhelo de una coexistencia y un cohabitar del buen vivir[2].
Andrea Jösch
[1] Este texto se basa en conervsaciones sostenidas con el autor.
[2] Referencia al término quechua Sumak Kawsay, concepto que se encuentra en gran parte de la cosmogonía ancestral latinoamericana.
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