Toda pandilla, nueva religión, equipo deportivo emergente, colectivo artístico y grupo musical necesita una dimensión espiritual para que sus miembros se afilien y crean ciegamente ante la improbabilidad de éxito de sus empresas, frente a la intangibilidad e irracionalidad de los valores propuestos por las asociaciones de personas que se mueven por fines no lucrativos las imágenes logran crear una mitología con la cual los individuos pueden relacionarse de forma directa. Las simbologías son la materialización de la dimensión espiritual de un movimiento.

La imagen insinúa un sistema de valores, una ideología y una personalidad que específica buscando crear un vínculo profundo al hacernos sentir que están diseñados para nosotros.

Los proyectos de autoedición no son la excepción, la necesidad de circulación de los documentos producidos y la concepción de los objetos como una extensión de las ideas de una colectividad hace necesario la configuración de una identidad.